También esta piedra fue en su inicio un collar independiente.
Éste me lo regaló un amigo de siempre, de esos que ya no lo son tanto.
Me lo dio en la época de exámenes de segundo de bachiller porque, según recordaba él, era una piedra que transmitía energía y positividad.
Lo llevé durante semanas sin quitármelo para nada. La cuerda se desgastó y la piedra se cargó de malas energías, así que tuve que lavarla. Pasó un mes entero colgado donde siempre le diera la luz del sol o de la luna hasta que decidí que podía volver a usarlo y lo colgué en el que en ese momento ya consideraba mi collar de la suerte.