Probablemente esta sea la historia más ridícula y que más he tenido que repetir de todas.
Realmente casi no merece la pena hablarlo, pero de eso va este trabajo.
De nuevo, es un "regalo" de un amigo que ya no lo es. Regalo entre comillas porque lo gané en una apuesta.
Podéis imaginar hasta qué punto la apuesta era estúpida, que nos jugamos una tapa de boli Bic cada uno. Él una de boli negro y yo de boli rojo.
Si no recuerdo mal, apostamos por el orden en el que nos tocaría presentar un trabajo de clase, de inglés, creo. Y gané.
Gané la tapa de boli que me colgué en el collar y que lleva ahí desde cuarto de ESO.